La Unidad de Neurorehabilitación del Hospital La Pedrera se suma a la estimulación transcraneal

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La técnica tDCS o de Estimulación Transcraneal, es una técnica de neuromodulación no invasiva que consiste en la aplicación de una pequeña corriente galvánica a baja intensidad a través de unos electrodos sobre el cuero cabelludo. Tanto la posición de los electrodos, como la intensidad y duración de esta corriente controlada, dependerá del tipo de dolencia que se quiera abordar. 

La Unidad de Neurorehabilitación del Hospital de la Pedrera está formada por un equipo de trabajo multidisciplinar donde hay Neurólogos, Médicos Rehabilitadores, Psicólogos, Fisioterapeutas, Terapeutas Ocupacionales, Logopedas y Personal de Enfermería que trabajan conjuntamente a diario valorando de manera integral a cada paciente.

Hemos podido hablar con Gemma Más que es neuróloga e integra La Unidad de Neurorehabilitación del Hospital la Pedrera:

¿Cómo se inicia la técnica tDCS en los pacientes?

Actualmente la técnica tDCS, se está aplicando en la Unidad de Neurorehabilitación del hospital y es el neurólogo, en colaboración con el terapeuta correspondiente, el que indica y prescribe la técnica determinando el número de sesiones, la intensidad de la corriente y el tiempo de aplicación. Cualquier terapeuta o facultativo que componen la Unidad de Neurorehabilitación, pueden identificar a un paciente para que pueda beneficiarse de la tDCS. A continuación, el neurólogo se encarga de evaluar si el paciente es apto y no existe contraindicación para la realización del tratamiento. 

¿A qué perfil de pacientes se aplica la técnica y qué patologías se tratan?

En estos momentos, la estimulación transcraneal se está prescribiendo a pacientes ingresados y afectados por un Daño Cerebral Adquirido (DCA) que no presentan ninguna contraindicación para su aplicación. 

En cuanto a las dolencias que tratamos con la tDCS,  aunque puede tener diversas indicaciones, nosotros tenemos más experiencia de uso en recuperación motora del miembro superior pléjico, en disfagia, heminegligencia espacial o déficit sensitivo de la extremidad superior. 

Éstas son las aplicaciones que más usamos en el día a día, pero también la utilizamos en pacientes con afasia, depresión y dolor crónico. En realidad, ante cualquier dolencia que, tras una revisión bibliográfica, consideramos que tiene suficientes estudios donde se han obtenido unos resultados óptimos.

“La tDCS es que es una técnica fácil de utilizar y permite que el paciente siga haciendo su terapia habitual, con lo cual, no supone una sobrecarga de tiempo ni de trabajo para el terapeuta.”

¿Qué resultados se están obteniendo gracias a la aplicación de la tDCS en pacientes?

Donde mejores resultados hemos observado es en heminegligencia y en disfagia. Por ejemplo, en heminegligencia hemos observado que tras 4-5 sesiones, el paciente empieza a prestar más atención sobre el lado afecto y a reconocer mejor su déficit. En disfagia, estamos observando mejoría a los pocos días del tratamiento con mejora de la sensibilidad faríngea y posteriormente con un progreso en el tipo de dieta. 

En cuanto a la recuperación motora del miembro superior los resultados son variables. Hay pacientes que a los pocos días inician movilidad (sobretodo pronosupinación, flexoextensión de muñeca), de forma discreta, y que permite que, a partir de ahí, el terapeuta pueda trabajar la extremidad y mantener ese logro. 

En otros pacientes, observamos resultados más lentos y seguimos analizando qué factores son los que pueden influir en la velocidad y grado de mejora. Lo más probable es que la localización, extensión del infarto y las estructuras afectadas tengan un papel relevante. 

¿Qué cabida tienen  este tipo de tratamiento no invasivos dentro de la sanidad?

En mi opinión, son tratamientos que cooperan con la terapia convencional, la cual, habitualmente trabaja desde “la periferia hacia el centro”. Es decir, normalmente actuamos sobre la extremidad afectada (en el caso de la hemiparesia por ejemplo), mediante movilizaciones, estímulos sensitivos o estimulación eléctrica funcional. Con ello se genera una información que llega al cerebro para conseguir que éste recupere su función.

Con la tDCS y otras técnicas de estimulación cerebral no invasiva, pretendemos actuar en sentido contrario, desde el centro (cerebro) hacia la periferia (extremidad), intentando que las neuronas vuelvan a recuperar su función (siempre que no sea un daño irreversible) o que otras neuronas vecinas asuman esa tarea. Combinando ambos tipos de estímulo (periférico y central) podemos conseguir mejores resultados en la neurorrehabilitación. 

Otra de las ventajas es que es una técnica fácil de utilizar y permite que el paciente siga haciendo su terapia habitual, con lo cual, no supone una sobrecarga de tiempo ni de trabajo para el terapeuta.En la actualidad, ya se ha probado la efectividad de estas técnicas no invasivas en casos de depresión, epilepsia, dolores crónicos, parkinson, autismo, derrames cerebrales. De hecho, numerosos estudios muestran que estos dispositivos actúan sobre el cerebro pero desde fuera y son capaces de mejorar capacidades cognitivas tales como la memoria, la capacidad de aprendizaje, la lógica, nos hace mejores en matemáticas, incluso pueden cambiar la manera en la que percibimos el entorno y reaccionamos con él. 

Cada vez son más las Unidades de Neurorrehabilitación Hospitalaria,  Unidad de Rehabilitación Integral y Unidades del Dolor Hospitalario, que optan por la aplicación de la técnica de Estimulación Transcraneal o tDCS con el objetivo de mejorar Trastornos motores originados por lesiones neurológicas como los derivados de accidente cerebrovascular (ICTUS) u otros.

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